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Weapons of Self Destruction, de Robin Williams (2009)

Temas: Crisis financiera en USA, Juegos Olímpicos, incendio forestal en California, mariguana, ciclones y huracanes, energías alternas y reciclaje, Bill Clinton, George W. Bush, Barack y Michelle Obama, GPS, Joe Biden, drogas en el deporte, Dock Ellis, adicciones, Iglesia Católica, Juan Pablo II, Benedicto XVI, aparatos reproductores, pornografía

Disponible en: Amazon.com (DVD).

¿Qué significa para mí este especial?

Todos, definitivamente, todos, en algún nivel u otro, extrañamos a Robin Williams. Ya sea como el maestro loco de Dead Poets Society, el cariñoso doctor en Patch Adams, el mejor Peter Pan en el cine (sí, lo dije) en Hook, el genio de Aladdin (papel exclusivamente pensado para él), etcétera. La cantidad de películas que hizo, y los papeles tan memorables que logró, ya sean en comedia o drama, hicieron que ese 11 de agosto del 2014 nos sintiéramos como si, en palabras de Zelda, su hija, “el mundo será por siempre un poco más oscuro, menos colorido y menos lleno de risa en su ausencia”.

Pero ese día lloré al “genio” (definitivamente va a ser un problema usar esta palabra al hablar de Robin Williams) fuera de la pantalla grande, fuera de los guiones (si es que alguna vez le importaron), y fuera de situaciones predeterminadas. Robin siempre fue conocido por su ingenio rápido, por su habilidad para improvisar y arrancar risas del público. Lloré porque hacía menos de un año había descubierto su faceta como comediante de Stand Up, y estaba sumamente anonadado por la cantidad de risas que provocaba, tanto de la audiencia como de mí. Varios especiales después que he visto, siempre es reconfortante regresar y verlo. Es una faceta tan poco conocida de él, al menos en nuestro país, y créanme, es sumamente fantástica.

Desgraciadamente, sus especiales no son tan fáciles de conseguir, pero si tienen la oportunidad de escucharlo, no se van a arrepentir. Habla de todo y nada. En dos minutos puede hablar de cinco temas diferentes, y no vas a sentir el cambio porque Williams tenía una manera de enlazarlos donde todo tenía sentido. Weapons of Self Destruction es un ejercicio mental donde lo podemos ver constantemente improvisando (hay momentos en que parece que se da cuenta de lo gracioso que es y no puede aguantar la risa), imitando, hablando de sus desgracias, y lo más importante, que hizo durante sus casi 40 años de carrera: hacernos reír a cada momento con sus ocurrencias.

El Especial

Es un momento difícil para los Estados Unidos. Están saliendo de la presidencia de George W. Bush, con las dificultades que tuvo (Torres Gemelas, Katrina, crisis inmobiliaria) durante su mandato. Ya era presidente Barack Obama, pero todavía se siente los efectos del primero. ¿Qué hace Robin Williams? Graba su primer especial en siete años, y abre con una crítica a la situación económica norteamericana, acerca de los personajes y las frases que aparecen en los billetes, y los que realmente deberían salir. Continúa con los hábitos literarios de Sarah Palin. Si recuerdan las elecciones del 2008 en que Obama resultó ganador, les gustará este pequeño recuento de Palin. Si no, no se preocupen, durante el especial Robin les dará más información.

Advertencia: De la política y economía norteamericana, Williams empieza a hablar de Oprah. Así es el especial, parpadeas y te pierdes.

La historia la escriben los vencedores. Honestamente, no recordaba que Chicago hubiera querido organizar los Juegos Olímpicos del 2016, y que no la eligieran tuvo un efecto devastador en Oprah Winfrey. Aparentemente, la gente se sorprendió que le dieran la sede a Río de Janeiro. ¿Cómo puede competir Oprah con cincuenta bailarinas brasileñas? Robin lo sabe, y quiere que nosotros también lo sepamos. No soy el fan número 1 de Oprah, pero no creo que estuviera dispuesta a hacer lo que ya hacían las brasileñas. ¿Ustedes lo harían para que su ciudad fuera sede de unas Olimpiadas? A continuación, una maravilla: Una pareja llega tarde (amigos, nunca lleguen tarde a un show de comedia. En general, nunca lleguen tarde a ningún lugar, pero especialmente no a un show de comedia), y una persona del público reconoce al señor. Robin se pone “Clinton – Lewinsky” con ellos, ¿y por qué no? Están en Washington, después de todo. no sería una pregunta inapropiada.

Un incendio forestal en California, la ciudad de la mariguana. ¿Qué podría salir mal? Pregúntenselo a los bomberos, que debieron sentir un aroma a “incienso” muy fuerte, como para que hasta Smokey the Bear se perdiera. No he probado la mariguana de California, pero si es tan buena que “se te olvida respirar”… Algo debe de tener. Williams sabía que eventualmente la iban a legalizar, así que propone el etiquetado del producto, las advertencias que debe tener, y hasta los comerciales que se pueden hacer. Y de ahí brincamos al cambio climático. Robin sugiere un nuevo sistema para nombrar a los tornados y/o huracanes, ya sea con nombres más aterradores, o de plano, con el nombre de las personas a las que va a perjudicar más. ¿Se imaginan un huracán “Aniv de la Rev” en unos años?

Después de una seguidilla de chistes diversos acerca de NASCAR y animales, Robin Williams habla de la cirugía de corazón abierto que tuvo. Le hicieron un ecocardiograma donde descubre que su corazón estaba mal, ya que el sonido no le gustó a su doctor, aunque su amigo latino opina “se puede bailar con eso”. No le fue mejor con el angiograma, ya que tenía una válvula defectuosa. Lo bueno viene de todas las opciones que le presentaron para reemplazarla, desde suplementos de animales hasta dispositivos (en su propia y salvaje imaginación). Afortunadamente, en ese momento, la cirugía salió bien, y va un agradecimiento a su anestesiólogo. aunque su nombre sea, para Robin, un misterio.

Hablando de medicamentos y drogas, Williams comenta que los últimos años, los norteamericanos han estado bajo el efecto de una droga extraña: “Fuckitall”, donde todas las cosas pasaban y no parecían repercutir en el país, todo se aceptaba. Pero de repente, en el 2009, cuando empezaron a hacer el “recuento de los daños”, se empezaron a dar cuenta de todo lo que traían atrás. Hace un breve (pero maravilloso) recuento de lo último de Clinton (obviamente, Mónica Lewinsky), los dos términos de Bush (saludando de lejos a Stevie Wonder), y el inicio de Obama (danza africana incluida en la ceremonia de posesión). Y si hablamos de Barack, se tiene que hablar de Michelle. Nunca una primera dama había sido tan importante, ni había figurado tanto en los medios, y su actitud tipo “no te metas con mi hombre”. Bueno, hasta a Joe Biden le toca. Tal vez no recordemos, pero en su época de vicepresidente de Barack Obama, dijo cosas bastante disparatadas, como “Barack América” (lo hubieran metido en Avengers, ¿se imaginan?)

Recordando a Sarah Palin y Hillary Clinton, Robin hace un punto muy interesante: “No se puede ‘sexy’ y ‘líderes mundiales’ al mismo tiempo”. En una momento de la historia (hace apenas 10 años) en que era complicado ver muchas mujeres postulándose a puestos grandes políticos, Williams menciona que han habido líderes mundiales a través de la historia a las que no te quieres “joder” (tener relaciones sexuales, pues), pero definitivamente no quieres estar “jodiéndolas” (molestándolas; perdón por el intento de Google Traductor: la frase en inglés es: “these are women you may not wanna fuck, but definitely you don’t wanna fuck with them”). Y sí, grandes mujeres han demostrado que tenemos, como sociedad, ser mucho más abiertos a la posibilidad de tener mujeres al frente de un gobierno. Aquí podrá sonar muy serio, pero Robin Williams lo dice aderezado de tres o cuatro muy buenos chistes. Y todavía peor que no querer tener mujeres en el poder: elegir celebridades. En su momento nos burlamos de Donald Trump y su muro, ¡pero Arnold Schwarzenegger, ex gobernador de California (nombre que el mismo Arnold no puede pronunciar correctamente), proponía lo mismo! Sí, Terminator quería hacer un muro.

Williams regresa al tema de la economía y la crisis, hablando de los bancos “que no pueden fallar, son demasiado grandes”, y las empresas de automóviles, que deberían ser financiadas por las empresas petroleras. Aunque de aquí sale un tema interesante: alternativas a la gasolina. Hay quienes sugieren Hidrógeno (como los dirigibles, ¿qué podría salir mal?) o Helio (para ser parte de la pandilla de Alvin y las Ardillas). ¿Qué descubrió Robin? Metano. Y no es egoísta, comparte su idea para el nuevo Ford Colon. Seguramente con Takis Fuego y Salsa Valentina te llevará lejos. Continuamos con el GPS en carros, donde hace una broma que definitivamente no ha envejecido adecuadamente (GPS: “da vuelta a la derecha (en un puente)”, y Williams responde “no, no estoy tan deprimido”), pero bueno, ¿quién se hubiera imaginado en ese entonces? Y todavía tiene tiempo del consejo que hasta el día de hoy seguimos dando: no mandes mensajes mientras manejes, “es como masturbarte y hacer malabares al mismo tiempo”.

A Robin le gustaban las Olimpiadas, en especial la gimnasia femenina, con toda una serie de chistes que hoy en día no la pasarían muy bien en redes sociales. Pero es que en serio, ¿quién pensó que poner a muchachitas en spándex para que brinquen y monten barras, mientras sonríen, y que además tengan que aterrizar perfectamente, es una buena idea para un deporte? Williams tiene una idea, y es muy recomendable verla (imitación incluida). Luego pasamos a uno de los puntos fuertes de la noche: las drogas en el deporte. Después de hacer un breve recuento de “ayudas” en el deporte (¿se acuerdan de Caster Semenya? ¿Michael Phelps?), Robin Williams habla de Dock Ellis, un lanzador de los Piratas de Pittsburgh (al cual no conocía) que en 1970 lanzó un juego sin hits en Ligas Mayores. El dato tal vez no es sorprendente, se han lanzado como 300 así, pero Dock lo hizo, ¡bajo el efecto de LSD! No sé ustedes, pero yo tomo tres cervezas y se me complica caminar, ¿se pueden imaginar todo un juego, nueve entradas, 27 turnos al bate, nadie le pega a la pelota, y tú estás viendo a los elefantes de Dumbo bailar? ¿No se lo pueden imaginar? No se preocupen, Robin hace una muy buena representación de lo que debió estar viviendo el buen Ellis.

Ahora sí. Robin Williams se pone serio. Habla del sexo después de una cirugía de corazón abierto (me suena a un “tengo un amigo que…”), y de su alcoholismo. Es un tema que, no sé ustedes, pero al menos a nivel personal, siempre se ha discutido de manera discreta. Y Robin lo expone a todo mundo, sin ninguna pena. Tal vez exagera en algunas cosas, pero seguramente algunas son bastante autobiográficas. Y es ahí, precisamente ahí, donde reside la magia de Williams: Sacar risas de donde sea, hasta de una desgracia. En este caso, desgracia propia. Ojo: Él no disminuye la seriedad del alcoholismo por hacer un chiste al respecto, él fue en numerosas ocasiones a centros de rehabilitación, se mantuvo sobrio durante un prolongado periodo de tiempo. Y no solamente no lo oculta, sino que lo discute en un foro. Y después de sus adicciones, ¿por qué no seguir con la religión católica? Habla del curioso proceso de elegir al nuevo Papa (referencia Beatle incluida), el cual incluye a los cardenales metidos en un cuarto del que solo sale humo. ¿Qué estarán haciendo? Y Robin, tan adelantado como siempre, sugiere que hubiera preferido a un Papa latino en vez de Benedicto XVI, y las diferencias que hubieran habido con el claxon del Papamóvil y las monjas. Pero también habla de los problemas de la iglesia, de su posición contra la homosexualidad, el celibato y… Bueno, el que todos sabemos.

Weapons of Self Destruction termina con Robin Williams creando un escenario de como hubiera sido la creación de los aparatos reproductores en el supuesto de que hubieran sido diseñados por un comité. Podría parecer sencillo, pero es, probablemente, la rutina más elaborada del especial (poco más de cinco minutos, sin cambiar de tema), y cada detalle inimaginable de cada parte del cuerpo. Y después, pornografía. Critica la duración de las películas (y tiene razón, ¿quién necesita hora y media? Con mucho menos cumple su propósito), las actuaciones (ni su mano se la cree) y sus guiones. Luego sigue una serie de imitaciones (para las que Robin se pintaba solo) de diferentes actores haciendo porno, Cristopher Walken incluido. Y para terminar, sus películas en versión porno, ¿sabían que Robin hizo Popeye? No se la pueden perder (la imitación porno, la verdadera película… También). Hay una pequeña sorpresa al final, pero no se las voy a arruinar. Trátenla como película de Marvel: Quédense durante los créditos.

¿Qué pasó después?

Después de este especial, no vinieron grandes películas para Robin, fueron papeles más que nada para el público infantil. Hizo algunas voces (Happy Feet 2, la más memorable), hizo algunos cameos (uno muy bueno en Louie, de Louis CK, nuestro anterior cómico en su blog favorito), y de hecho regresó a la pantalla chica con The Crazy Ones, donde hace de un gerente de Mercadotecnia un tanto loco. Nada de Stand Up (Weapons of Self Destruction fue apenas su segundo especial del nuevo milenio, de los cuatro o cinco que realizó en su carrera), desgraciadamente.

Siento que con la edad, la experiencia, y la mente (que siempre la tuvo), las críticas que hubiera podido emitir para lo que estamos pasando como sociedad hubieran sido fantásticas. No cabe duda que es un genio irrepetible, que hizo lo que quiso, y casi siempre consiguió el éxito. Hubiera sido fantástico verlo haciendo más Stand Up, pero sólo nos queda valorar lo que este genio nos dejó. Weapons of Self Destruction podrá ser un poco difícil de disfrutar si no conoces algunos de los temas (especialmente los de política), pero los temas más generales son grandiosos, y un claro testimonio de una mente fuera de este mundo. El Genio en Aladdin, en su última escena, dice: “Soy historia, soy mitología; no me importa lo que sea, ¡soy libre!”. Y tú, Robin, eres todo eso y más, mucho más.

Frases Memorables de Weapons of Self Destruction (en orden cronológico)

1.- Si usted quiere saber como va a votar su congresista y/o senador, deberían ser como pilotos de NASCAR: usando chamarras con todos sus patrocinadores. Así tal vez podríamos entender porque votaron como lo hicieron.

2.- La droga que me dieron para la operación se llama Propofol, apodada “leche de amnesia”. Me la dieron para una cirugía; ¡a Michael Jackson se la daban para dormir! Un doctor me dijo: “Tomar Profopol para dormir es como hacerte una quimioterapia porque ya no te quieres afeitar la cabeza”.

3.- ¿No sería fantástico que las compañías petroleras ayudaran económicamente a las compañías de automóviles? Sé que sería como si tu dealer pagara por tu rehabilitación, pero podemos intentarlo.

4.- Estaba en un programa de entrevistas en Alemania, y la conductora me preguntó: “¿Por qué cree que no hay tanta comedia en Alemania?”, y le respondí: “¿Será quizá porque mataron a toda la gente graciosa?”.

5.- El Papa dice “la homosexualidad es una abominación”. Tiempo fuera, ¿tú eres el Papa? Estás vestido como el doble de Freddy Mercury, tu cartera está en llamas, estás rodeando de cientos de niños, y tienes problemas en el tema de “después de clases”.

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