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The Comeback Kid, de John Mulaney (2015)

Temas: Matrimonio, infidelidades, catolicismo, perros, bienes raíces, hijos, bebés, Volver al Futuro, maestros, padres de familia, mariguana, Cirque du Soleil, Bill Clinton.

Disponible: Netflix.

¿Qué significa para mí este especial?

Encontrar a John Mulaney en Netflix fue de esos sucesos que no logró explicar, más allá de un “salió y le di clic”. Podría haber visto cualquier otra cosa, y de verdad, si no lo “descubría” ese día, no tengo idea si alguna vez lo iba a ver, porque casi siempre que lo menciono, la respuesta es “no, ni idea, ¿ese quién es?”, y eso me molesta, porque John merece mucha más atención de la que recibe, pero también me entristece, porque de verdad, no saben lo que se están perdiendo, amigos. El señor estudió Inglés, así que le sabe a las palabras y a la escritura. ¿Qué tanto puede escribir, se preguntarán? Pues nada más se aventó cuatro temporadas en Saturday Night Live como guionista (ganó un Emmy en el 2011 por el monólogo que escribió para Justin Timberlake); si han visto el programa (sobre todo a Stefon, el personaje que inventó y que Bill Hader le dio vida), tendrán una idea del reto qué es.

Específicamente en este especial, su comedia tiende a ser muy refinada (creo que sobran los dedos de la mano para contar los insultos que dice), algo que cambió un poco para su siguiente especial, Kid Gorgeus at Radio City, pero por “refinada” no entiendan mala. Al contrario, es comedia inteligente, donde la grosería acentúa la rutina, en vez de una rutina llena de “malas palabras” que parecen que es lo único chistoso (Dios sabe que existen los que abusan). Mulaney te puede hablar de temas personales actuales, del pasado, de cultura popular, o de plano, cosas sin mucho sentido, y las risas no se detienen, porque las busca, en lugares que parecen que no habrá, pero que sale con botín completo. Amigos: preparen las palomitas y el refresco, que este especial ya va a comenzar.

El Especial

John Mulaney está en su camerino, con Petunia, su bulldog, y le pide que le desee suerte, a lo que la perra, con esa cara tan “amigable” que tiene, le responde (en francés, aparentemente) algo completamente inesperado. En fin, John se prepara y sale al escenario, y ante la gran respuesta del público, le pide que guarden su energía, porque los necesita así toda la noche. A todos nos ha pasado que empezamos muy emocionados, y ese exceso energético nos perjudica, ¿o a poco no les ha pasado cuando tienen que escribir en cartulina, o papel bond? Sí, ahora casi todo es en PowerPoint, pero hubo una época… Bueno, seguro se acordarán. Ahora, Mulaney nos presume su casamiento (“ups”), porque ahora puede hablar de “su esposa”, y eso lo hace sentirse adulto. A final de cuentas, no es lo mismo decir “mi esposa va a querer otra bebida” a “¿le trae un té a mi novia?”. Y le gusta estar casado (otro “ups”), porque ha tenido otras relaciones de muchos años donde no le fue tan bien. Y va, a la larga lo superas, pero… Esa persona tiene demasiada información tuya, información que no quieres que esté disponible. Pero bueno, en ese entonces, John Mulaney estaba felizmente casado, y no entendía a la gente que le decía, parafraseando “¿para qué te casas, si ya tienen relaciones sexuales?”, pero con una frase más pintoresca (acerca de vacas y leche). John la analiza, cuestiona su origen, y la refuta con varios argumentos (dentro de la misma analogía, que es lo verdaderamente brillante de esta rutina) para, imagínense, ¡hablar bien del matrimonio! Y hasta meter un poco el tema de las sospechas de que, más bien, le gustan los “toros”.

Mulaney fue recientemente a misa. ¿Por su origen católico? No, sino para no tener problemas con sus papás. “¿Rezas por las noches?” te preguntan siempre, y para evitar problemas, acabas respondiendo que sí, aunque sabes que no es cierto. Total, ¿cómo te van a descubrir? Pero nada como que en plena misa te enteres que hubo un “cambio” en las oraciones, ¡y tú no te lo sepas! Definitivamente se te cae el teatro, tal como se le cayó a John Mulaney. Lo bueno es que a él y a su (entonces) esposa no les va a pasar eso, porque no tienen hijos, tienen una perra: Petunia, una bulldog. Es una cachorra, lo cual es bastante gracioso, porque la cara y el cuerpo no combinan. John ama a Petunia, pero no es correspondido. La perra es tan terrible, que tuvieron que contratar a una entrenadora para perros. Es chistoso, porque uno pensaría que con eso se acabaron los problemas, pero la entrenadora le dio consejos tan disparatados a Mulaney (¿Quién cena antes de las 5pm? Ah y que tenga menos de 60 años) , que uno se acaba preguntando si realmente todo el esfuerzo valió la pena. Para John Mulaney, definitivamente no. Lo bueno es que los tres ya tienen una casa, no suya todavía, ya que está hipotecada, lo cuál parece que fue una “revelación” para John, el saber cómo funciona el dinero en el tiempo. ¿Le gusta tener una casa? Probablemente sí, pero más le gustó el proceso de buscarla, con esa actitud de “mamá cool”, y siempre buscando lo mejor para ellos… Y los bebés que (no) vengan en camino, de acuerdo a todas las indirectas de la señora.

¿Y por qué no quieren bebés? Mulaney tiene la sospecha de que no le agrada mucho a los bebés, ya sean de desconocidos, que se encuentra en la calle, o de amigos. Entonces, procede a contarnos la historia en que la bebé de dos años de unos de sus amigos lo señaló, y gritó “¡él tiene pene!”. Así, nada más. Tal vez la historia es graciosa, pero el momento fue de lo más incómodo para John Mulaney, que además, no supo darle la mejor de las soluciones; afortunadamente, la mamá de la niña salvó el día. Y aquí John aprovecha para hablar de las diferencias entre la niñez de hoy, y la niñez que le tocó vivir a él. A principios de los 80s, a nadie le interesaban los niños, no eran especiales, ni importaba su opinión. Podías hacer lo que quisieras, siempre y cuando un adulto no se molestara. En la primaria, importaba lo que sabías, no lo que opinabas. Y definitivamente, no habían tantas cosas tan especiales para los niños. O sea, habían juguetes y caricaturas, pero no estaban tan cuidadosamente planeados como ahora. Caso concreto: Volver al Futuro. Todos los que tenemos más de 30 años disfrutamos esa película (seguramente en Canal 5), y nos encantaba. Pero John la volvió a ver hace poco, y encontró toda una serie de incongruencias que comprueban el punto: antes, con un título emocionante, algunos efectos especiales, y gente bonita, ¡boom! Tenías un éxito garantizado. Ahora, tienes que pensar en todos los ángulos posibles, para que todo sea correcto, limpio, y nadie se moleste. Regresando a la película: Volver al Futuro no tiene nada de eso. Es más, hasta lógica le falta. Pero, ¡ey! Son los 80s, y todos nos emocionamos con el Delorean. Y sí, muy bonita la reunión, y pobre Michael J. Fox, pero de verdad: intenten explicar de qué trata Volver al Futuro (cómo Mulaney lo hace en estar rutina) y a ver si consiguen el dinero para hacer la película.

Pero ahí no se detienen las ventajas que tienen los niños hoy en día: ¿Qué tal con los maestros? Hoy en día, ¡los papás se ponen del lado del alumno! Antes, el niño sabía que estaba en problemas si alguien de la escuela quería hablar con sus papás. En general, al enfrentarse con cualquier adulto, el niño tenía las de perder. Ojo: no es un tema de amor; siendo honestos, los niños de antes éramos muy traviesos. Entonces, nuestros padres nos amaban, pero no creían todo lo que decíamos, y tampoco nos involucraban demasiado en la toma de decisiones. Para ejemplificar esto, John Mulaney cuenta una anécdota de su niñez, en que estaban de viaje, y a él y a sus hermanos se les antojó una comida en el camino, y se pusieron a gritar, emocionados, y su papá se detuvo a comprar… ¡Una cosa completamente diferente! Y aunque en el momento seguramente John se molestó mucho, hoy en día, para él, es la cosa más divertida que ha visto en su vida. A final de cuentas, su papá es de sangre fría. Si no le creen a Mulaney, pregúntenle al niño que estaba atrás de ellos cuando fueron a ver El Rey León en Broadway. Ya que estamos con el tema de ser permisivos, para John Mulaney, es un buen momento para hablar de la legalización de la mariguana. Él se sorprende que, en ese momento, ya era legal en casi 20 estados. No está en contra, pero se sorprende que, en vez de que haya sido una batalla social y política, simplemente fueron 40 años de “ya, dale, por favor”, para que finalmente el gobierno dijera “está bien, pero sólo un poquito”. Bueno, a final de cuentas, esto no aplica para los blancos: ¿O acaso recuerdan a un blanco arrestado por mariguana? Al menos John, no. Y claro, todos en los Estados Unidos podrán estar muy contentos de que sea legal, pero definitivamente hay un grupo al que no le va a encantar: A los que vendían mariguana. Antes, se les trataba bien (y se les pagaba mejor) porque tenían un producto ilegal. Pero ahora, si acaso serán un repartidor más, y seamos honestos, ¿quién es amable con un repartidor?

En este momento, Mulaney descubre a alguien hablando por teléfono. Si no me equivoco, ya lo habíamos hablado antes: nunca es bueno “destacar” en un show de Stand Up. Una vez que el cómico te empiece a preguntar, no tienes escapatoria. Pregúntele a Sam y sus cuellos V. Afortunadamente para él, John Mulaney no se ensaña con él, porque recuerda lo que le pasó a su hermano en el Cirque du Soleil, donde en cada show se dedican a humillar a alguien del público, y una vez le pasó a su hermano, en plena pubertad, así que lo dejó en un par de preguntas y ya. John recuerda los trabajos que tuvo anteriores a la comedia. Fue un “empleado eventual”, iba de oficina en oficina, supongo que cubriendo a gente que se iba de vacaciones. Lo interesante de este trabajo, es que le permitía conocer a todo tipo de personajes, cómo la señora que contestó un teléfono con un “¿Hola? Shh”, y colgó. O el intercambio entre el dueño de 70 años de una compañía web y su asistente de 50 años acerca de la lluvia, los patos y la edad. Así sucede con la gente loca, dicen cosas disparatadas que se te quedan grabadas por mucho tiempo. Y la historia anterior (en caso de que ya hayan visto el especial) les pareció graciosa, no se compara con la de la mujer que, en una calle de Nueva York, le dio a Mulaney tres “instrucciones” que, si son llevadas a cabo, pueden representar el sueño americano para alguna persona.

Acercándose al final, John Mulaney recuerda cómo fue cuando conoció a Bill Clinton. Si tienes menos de 20 años, lo ubicaras como el esposa de Hillary Clinton, la candidata que perdió contra Donald Trump (pero gracias a Dios, ya saltamos esa etapa); pero él fue presidente de los Estados Unidos en los 90s. Hoy en día, lo vemos delgado, refinado, muy dócil. Pero en su periodo presidencial, ¡era otra cosa! Y los papás de John estudiaron en la misma universidad, así que fueron invitados a un evento de su campaña, al cuál, la mamá de John estaba encantada, porque ama a Bill Clinton. De hecho. una vez, Clinton la acompañó a su dormitorio, y estuvo a punto de invitarlo a tomar una cerveza (cosa que le contó a su hijo cuándo tenía nueve años, ¿qué pasó, doña Ellen?), pero estaba su compañera de cuarto, así que se lo perdió. Podrán adivinar, por lo tanto, lo que opina el papá de Mulaney de Bill, tomando en cuenta que casi se echa unos tragos con su novia en ese entonces. Pero además, de eso, Bill Clinton, demócrata, muy liberal; don Mulaney, republicano, muy conservador… No había manera. El papá de John Mulaney odia a Bill Clinton. Así que cuando llegó la invitación, la mamá se emocionó mucho, a diferencia del papá, que casi mata la ilusión de su esposa con una frase, muy al estilo del viaje de descrito anteriormente.

A final de cuentas, su mamá fue, y John logró conocer a Bill Clinton, con ciertos trucos por parte de su mamá, y para cualquier niño, conocer al presidente es un momento muy impresionante, pero añádanle que Clinton era altísimo, corpulento, y salía en MTV; lo cuál hizo todavía más memorable ese recuerdo. Todavía más interesante, ¡Bill reconoció a la mamá! Lo cuál seguramente no le cayó en gracia a su esposo. Total, después del encuentro, John Mulaney se consagró como un fan de Bill Clinton, cosa que tampoco le encantó a su papá. Pero, en un giro totalmente inesperado, cuando pensarías que el señor Mulaney estaría regocijándose después de la notica de Monica Lewinsky con el presidente Bill Clinton, algo pasa en el trabajo del señor, que… No, no se puede con tanta mala suerte.

¿Qué pasó después?

Aunque ya contaba con dos especiales a cuestas (y una fallida sitcom), este especial hizo que más personas volteáramos a ver a ver a John Mulaney con otros ojos. Fue anfitrión de SNL, lo cual, después de haber trabajado ahí, debió haber sido un honor; además de que pudo llevar las ideas que en su momento no vieron la luz, por no tener la fama necesaria, e hizo una serie de sketches musicales muy buenos. en sus diferentes apariciones. Salió en varios shows de entrevistas (hay una con Cardi B, donde demuestra el caballero y el gran cómico que es).

Sacó un especial más adelante, con un panorama más político (la era Trump estaba en su apogeo), del cuál definitivamente hablaremos más adelante. En esta fama que consiguió, también sacó un especial musical con niños, que… Tal vez le tenga que dar otra oportunidad. Contrario a nuestra costumbre, aquí sí tenemos que adelantarnos: John estuvo en rehabilitación durante el 2020 por sus adicciones, pero salió hace poco, y esperamos que, con la mente clara, haya encontrado esa tranquilidad que necesitaba para ser feliz, que nos pueda seguir haciendo reír y que, una vez más, sea ese chico de cuerpo extraño con un regreso triunfal.

Frases Memorables de The Comeback Kid (en orden cronológico)

1.- Cualquiera que me haya visto el pene y conozca a mis padres merece morir.

2.- De hecho, no compramos una casa. El banco compró la casa, y tengo permiso de guardar mis camisas y mis pantalones mientras la pago por 30 años.

3.- A veces la gente me preguntaba “¿qué crees que estás haciendo?”, pero lo que realmente decían era “deja de hacer eso”.

4.- (De la mariguana) Bueno, no aplaudas si eres blanco. Siempre ha sido legal para nosotros.

5.- (De la gente loca) Las cosas que dicen no significan nada para ellos, pero significa todo para mí.

Bonus: Oh los números. Las letras de las matemáticas.

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