Relentless, de Bill Hicks (1992)
Temas: Jefes, playa, noticias, Guerra del Golfo, George Bush, ovnis, tabaquismo, pornografía, religión, cristianismo, sexo oral, Judas Priest, satanás.
Disponible: Ebay.
¿Qué significa para mí este especial?
Seré muy breve esta vez: había escuchado de Bill Hicks, gracias a un gran compañero de la escena de Stand Up en Mérida, pero realmente, no había visto una rutina suya, mucho menos un especial. Estaba en mi lista de espera, y el momento finalmente ha llegado. Prepárense para un humor hilarante, pero hiriente. Bill no tomaba rehenes, fuera contra la sociedad, su país, o la raza humana como un todo; su comedia disparaba para todos lados, y sin embargo, no fallaba ninguno de esos tiros. No lo podemos culpar, así empezó, y así se fue. Pásenle, que ya vamos a comenzar.
El Especial
Bill Hicks empieza hablando de lo mucho que le gusta su trabajo como comediante de Stand Up. Como todo artista, podría salir con la cursilería de “me encanta conectar con las personas” y demás cuestiones; pero no, de hecho, se sincera muy rápido. Lo mejor de este trabajo: ¡no tienes jefe! Porque, seamos honestos, los jefes son una pesadilla. Es parte de su trabajo, tienen que estar fastidiando a los empleados (si tienes uno de esos jefes, o jefas, que son “súper comprensivos, nos llevamos súper bien”… Deja de presumirlo, y vete al carajo, un poco). A final de cuentas, ¿qué puedes hacer, si no hay nada que hacer? Bill continúa hablando del (frío) clima de Canadá, donde grabaron este especial, a pesar de que es verano. Pero parece que prefiere el frío, porque cuando hay calor, la gente va a la playa, y él simplemente no es fan de ésta. Hay que considerar lo blanco qué es para entender su desagrado. Bueno, ni siquiera “blanco”, ¡pálido!, más bien, lo cual no ayuda. Ya podemos ver un poco el tipo de persona qué es Hicks, y él cree que no le ayuda el ver tantas noticias, tan deprimentes, por tanto tiempo; le gustaría que de vez en cuando el presentador fuera un poco más positivo (esto fue hace 30 años, ¿se imaginan lo que pensaría Bill Hicks de lo que estamos viviendo actualmente?).
Una de las noticias que lo estresaron fue la Guerra del Golfo y la cobertura que tuvieron el año anterior. Aunque para Bill le pareció incorrecto usar la palabra “guerra”, porque el significado no coincidía mucho con lo que realmente sucedió (aquí no aplica el dicho de mi abuela, “si uno no quiere, dos no pelean”). Al menos le sirvió a George Bush para quitarse esa fama de “debilucho”, pero de una manera extremista. Además, con la cobertura que se le dio en ese momento, la población podía ver los avances tecnológicos de su ejército, cosa que seguramente los hacía sentir muy “cool”. Contra el poderoso armamento norteamericano, prácticamente nada tenía que hacer el ejército iraquí, completamente desactualizado. La victoria de nuestros vecinos del norte era de esperarse, pero cuando Hicks da el conteo final de víctimas… Te ríes, y se te hace un nudo en el estómago al mismo tiempo. ¿Por qué? Porque es cuando te das cuenta de la manipulación de las autoridades para “convencer” a la gente de la necesidad de la guerra. “Es que son muy peligrosos”. Si son tan “peligrosos”, ¿por qué no pudieron responderte cuando tú los atacaste? Y si los “peligrosos” son ellos, ¿por qué atacas a sus civiles? Una vez más: esto fue hace 30 años, y aunque ya hay un poco más de información, nos quieren seguir vendiendo el mismo cuento.
A continuación, Bill Hicks nos cuenta una anécdota que le ocurrió en el sur de Estados Unidos, cuando lo invitaron a participar en un evento caritativo. Al llegar al Fyffe, Alabama, Bill se entera que recientemente vieron unos ovnis en esa región, lo cual lo intriga, y empieza a preguntar sobre el suceso. Una persona le cuenta que mucha vino para verlos, ¡y que todos llevaron sus armas! A él le sorprende, pero, es Estados Unidos, ¿qué tiene de sorpresivo? Todo lo “resuelven” con armas. Pero bueno, lo sorpresivo era que los habitantes no querían ser secuestrados, lo cual confunde todavía más a Hicks, porque, ¿quién preferiría estar en Alabama, si te puedes ir con unos extraterrestres? Eso sí, no entiende porque, de todos los lugares que podrían haber elegido, acabaron en Fyffe, Alabama. Pero si esta historia no fue lo suficientemente rara, espérense a escuchar la vez que lo descubrieron “leyendo” en un restaurante de waffles. ¡La mesera no lo podía creer! Y todavía peor, hasta lo “señalaron” por estar leyendo en público. Va, les podemos conceder que Bill Hicks no era normal, pero de eso a buscarle problemas por andar leyendo… Dice mas de Alabama que de Bill, ¿no creen? Para este momento, prende un cigarro, no sin antes preguntar cuántas personas del público no fumaban. ¿Con qué propósito? Simplemente para decirles un pequeño “secreto” acerca del tabaquismo, o más bien, del estar en contra de éste.
Hicks habla por un rato acerca de anuncios de fumadores, escenarios de celebridades fumadoras en el cielo, hasta que llega a un nivel personal: él es un adicto, en grandes cantidades. Pero algo que le sigue divirtiendo son las advertencias en las cajetillas (¿ya habían advertencias en ese entonces en las cajetillas norteamericanas? En México tuvimos que esperar bastantes años para eso). Porque, a pesar de que algunas son bastante universales, hay algunas otras que, biológicamente, no le pueden afectar. Así que, ¿hará estos avisos que deje de fumar? Definitivamente no, pero al menos, ¡ya sabrá qué marca comprar! Y de un vicio, pasamos a otro: pornografía. De entrada, ¿qué es la pornografía? Desde la definición, Bill Hicks encuentra defectos. Porque, de acuerdo a lo que dice la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, hay bastante “porno” en todos lados, y eso afecta a Bill. Seamos claros: ¿Qué es lo más usado para vender, por prácticamente cualquier empresa? Sexo. Así que, cada vez que ve un anuncio, él se “emociona”; pero, ¿cómo evitarlo? Es más, para no que sean más directos, Hicks le propone un comercial a la marca de gaseosas más conocida del planeta. La duda es, ¿quién sería la modelo? Todavía peor, ¿habrá la versión “para mujeres”?
Otra de las ironías que encuentra en la pornografía es la censura que intenta la religión, que lo tachan como algo “malo, sucio”. Y se pregunta Bill Hicks: si la Biblia dice que se deben reproducir, ¿entonces, para que evitar el pensamiento sexual? Hasta tiene una sugerencia para hacerla más interesante. El público se ríe, pero, recordando nuevamente su viaje por Alabama, cuando contó ese chiste ahí, no les dio tanta risa. Así que, de “cristianos que se quieren reproducir pero no les gusta la pornografía”, pasamos a “cristianos que quieren la paz, pero están a favor de la guerra”. Bill entiende que las creencias y las fes son complicadas, pero hay cosas que de plano no le hacen sentido del cristianismo. El tema de la cruz en el cuello, una de ellas. Sería como llegar con un sobreviviente de Hiroshima, y mostrarle una figura del hongo nuclear. Sería, por lo menos, incómodo. Dejemos la religión por un rato, y regresemos al sexo. Específicamente, sexo oral: un tema bastante polémico, porque a prácticamente todos los hombres lo disfrutamos cuando nos lo hacen, pero no a todas las mujeres les gusta hacerlos. Aquí Hicks recuerda una ocasión en que una mujer, después de unos breves segundos, detuvo la “actividad”, porque pensaba que ya era “suficiente”, a lo cual él usa un argumento bastante lógico y convincente. No lo especificó, pero ojalá le haya funcionado.
Ahora, hablemos de las drogas. Bill Hicks es un verdadero creyente de que las drogas ayudan al ser humano. Es más, tiene una teoría acerca de la música que disfrutamos es influenciada de una manera u otra por las drogas (¿Qué mejor ejemplo de esto que hablar de The Beatles?). Y es que las letras, los sonidos, es otro nivel. ¿Cómo saber que son buenas piezas musicales? Porque cuando lo comparas contra aquellos que están en contra de las drogas, ¡no son tan buenos, como señala Bill! Esa falta de talento, continúa, la tienen que compensar de alguna manera, así que, se venden al sistema y a las grandes empresas. ¿Quieren músicos que no estén vendidos? Vean a Judas Priest, por ejemplo. Más o menos, para esa época, tuvieron una polémica, por unos adolescentes que se suicidaron, y sus padres quisieron culparlos de esto, por los “mensajes subliminales” en sus canciones. Y aunque a primeras luces, Hicks no es un fanático empedernido de Judas Priest, hay algo que simplemente no tiene sentido para él: ¿Por qué un grupo quisiera que sus fans se murieran? No suena como una gran estrategia de mercadotecnia, ¿verdad? Para que no queden dudas de lo ilógica de esta idea, Bill Hicks hace una pequeña parodia acerca de la planeación de la banda, y sus “objetivos”.
“No, pero es que no es cosa de las empresas; ¡es Satanás el que quiere que se mueran las personas!”. A Bill le divierten dichas afirmaciones. De entrada, porque si fuera verdad eso de los mensajes subliminales (si están aquí, es porque saben que es falso, ¿verdad?), tenemos que admitir que se mantiene actualizado, porque primero era cuando escuchabas una canción al revés (¿cuántos discos y cuántos estéreos habrán sufrido daños por andar “buscando” esos mensajes), pero conforme avanzó el tiempo, ahora era subliminal el asunto. Otra cosa interesante, es que los discos que tenían estos “trucos”, son generalmente del rock. Así que hay que admitir, en palabras de Hicks, ¡que Satanás tiene muy buen gusto musical! Es más, ese catálogo sería el factor porque el que probablemente decidiera irse, ¡al infierno! En cambio, con los discos de pop al revés… No, definitivamente no “escuchas” nada satánico. Y según Bill Hicks, no escuchas en realidad nada bueno, sin importar la dirección en que lo pongas. Y por eso es que los prefiere: porque no hay actitud, no hay rebeldía, solamente obediencia y tibieza. Y si alguien no era así, era este señor. Termina el especial con una reflexión bastante interesante de Bill acerca de las drogas, la manera en que se hablan de ellas en las noticias… Y el clima.
¿Qué pasó después?
Es bastante complicado definir el orden de Relentless en el cuerpo de trabajo de Hicks, ya que entre los videos y los discos que sacó cuando estaba vivo, y los que salieron de manera póstuma, es bastante complicado entenderlo. En lo que sí podemos estar de acuerdo es en la variedad de temas puntiagudos que tocaba en su comedia, y ya sea con un estilo irónico, hasta llegar a lo reflexivo, para poder terminar hasta en algo ruidoso, Bill los enfrentaba sin temor alguno. No en vano sigue siendo considerado uno de los máximos exponentes del Stand Up, a pesar del poco tiempo que estuvo activo profesionalmente.
Desgraciadamente para él, para la comedia y para sus seguidores, lo que no pudo hacer el “sistema”, sí lo hizo el cáncer de páncreas. Fue detectado en junio de 1993, y para inicios de 1994 ya estaba en casa de sus padres. ¿Qué hizo en los otros seis meses? Estuvo de gira, por supuesto. Si su vida la había vivido al máximo, y su comedia la interpretaba con toda la energía posible, ¿por qué su muerte habría de ser diferente? Gracias por todo, Bill Hicks; en una época donde todos quieren ser “correctitos”, tú nos sigues demostrando que hay que ser despiadado para, no solamente triunfar, sino para trascender en este bello arte.
Frases Memorables de Relentless (en orden cronológico)
1.- ¿Contra qué “chocaban” las polillas antes de que se inventaran los focos de luz?
2.- Supongo que fue muy increíble ver un misil volar a través del cielo. Pero, ¿no hubiera sido posible usar esa misma tecnología para “disparar” comida para los hambrientos?
3.- La pornografía… No tiene mérito artístico, y causa pensamientos sexuales. Suena a cualquier comercial en la televisión.
4.- ¿Qué grita un ateo cuando se viene? “¡Circunstancia química, oh, circunstancia química!”
5.- The Beatles estaban tan drogados que dejaron que Ringo cantara un par de canciones.