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One of the Greats, de Chelsea Peretti (2014)

Temas: Ser hombre, charla casual, perros, mujeres, maquillaje, botox, edad, hombres, motocicletas, internet, apps, redes sociales, citas, Channing Tatum, Holocausto, matrimonio, reality shows, orinar, florista,

Disponible: Netflix

¿Qué significa para mí este especial?

Fue cuando empecé a ver Brooklyn 99 que conocí a Chelsea, en su papel de Gina Linetti, la insubordinada, ocurrente y peculiar asistente de capitán de la estación, y compañera de Jake Peralta (Andy Samberg). Al no ser en sí parte del escuadrón, muy pocas veces las tramas giraban en torno a ella, pero siempre aparecía con sus bromas inoportunas, su insaciable deseo por Terry (Terry Crews) y su eterno desprecio a Charles (Joe Lo Truglio). Su presencia era innegable, ya sea con el resto del grupo, o con los personajes invitados, y sus aportaciones eran dignas de notarse.

Poco tiempo después, descubrí One Of the Greats, que combina su show de Stand Up con unas bromas dentro del especial que hace que la experiencia de verlo grabado sea completamente diferente a verla en vivo. Toca una gran variedad de temas durante el especial, entre ellos unas cuantas críticas a los hombres, pero desde la perspectiva de los comediantes, sin tener que volverse una feminista radical y mandar a todo ser vivo que haya nacido con pene al carajo. También critica a la sociedad, en lo que nos hemos convertido, pero de una manera en que nos permite reírnos de nosotros mismos. Eso sí: al igual que con Gina, prepárense , porque One of the Greats es un (merecido) “ego trip”, pero completamente justificable, ¡y muy disfrutable!

El Especial

One of the Greats comienza con un monólogo interior de Chelsea, haciendo un recuento de los especiales (más bien, apariciones grabadas, ya que no encontramos otro especial de ella, per se), con los peculiares “personajes” que había creado para cada uno de ellos (incluida una referencia al Delirious, de Eddie Murphy, ¿o sólo soy yo?). Mientras escuchamos su monólogo acerca de lo grande que ya era, pero lo grande que va a llegar a ser, la vemos manejando una motocicleta por las calles de San Francisco. Al llegar al lugar, hace un pequeño ritual, y vemos como su equipo de seguridad la “protege” de unas fans que se quieren acercar a ella, además de un productor bastante desorientado. Al final, sale Chelsea Peretti, y a pesar del anuncio de que no se aceptan regalos, el escenario se llena de peluches, flores y cajas de regalo, que los patea para despejar su espacio. Y para saludar al público, les dice que ella es como ellos… Porque ella también admira mucho su propio trabajo (se los dijimos, el “ego trip” es una constante). A pesar de esto, a veces le gustaría ser otra persona, en específico, ser un hombre, con toda la autoestima y la confianza que eso le implicaría, como si le hiciera falta. Hablando específicamente de la comedia, Chelsea critica, de manera indirecta, los chistes trillados que suelen lanzar los comediantes hombres, sobre tener relaciones sexuales, con las poses, movimientos y utensilios que utilizan durante sus rutinas. ¿Qué tan excluyente puede ser esa rutina? Bueno, pues Peretti hace su propia versión, pero desde el punto de vista de la mujer, y podemos comprobar que definitivamente no funcionaría (si no fuera por toda la ironía que conllevo el momento).

A Chelsea Peretti no le gusta la charla casual (fue lo más cerca que encontré a “small talk”), sobre todo cuando está conociendo a alguien. Ella no quiere saber tu color favorito, o las mascotas de tu infancia, ¡Chelsea quiere que se conviertan en mejores amigos lo más rápido posible! A final de cuentas, si terminan dándose cuenta que no son la mejor opción para ser amigos, todavía queda la incomodidad de volverse a encontrar, y que eventualmente, alguno de los dos diga “deberíamos hacer algo uno de estos días”, y aunque ninguno de los dos tenga la mínima intención de hacerlo, los dos “concuerdan” en que es una buena idea. Para Peretti, lo mejor sería hacer planes en grande, para saber si la otra persona realmente tiene intenciones de volver a verla, o solamente está siendo amable. Continuando con los consejos, Chelsea Peretti nos comparte algunos bastante buenos (que si los llegan a probar, avísenos; y si pueden grabarlos, mejor), ya sea si no quieres abrazar a alguien, o quieres que alguien se la pase “muy bien” en la fiesta; o de plano, si no te gustan los temas de siempre en las reuniones caseras, Chelsea nos presenta unas cuantas preguntas que harán que las cosas se pongan, ¡bastante interesantes!

Luego, Chelsea nos cuenta de su perro, que lo adoptó (o rescató), pero no le gusta lo presuntuosas que pueden llegar a ser las personas que hacen eso, porque no dejan de hablar de eso. Pero a ella le gusta su perro, tanto, que quisiera estar en comunicación todo el tiempo con él, chateando. Aunque, siendo honestos, los consejos que le pudiera dar no aplicarían tanto para Peretti, ¡porque es un perro! Uno no puede hacer lo que un perro hace cuando conoce a otros perros (o gente, si hablamos de la dueña). La interacción con otros perros es un reto, porque la gente quiere que les creamos, cuando vemos a su animal corriendo hacia nosotros, que “ay no hace nada, es juguetón”. Esos niveles de confianza asustan, perros o no. Pero si te molestan esas personas, no te preocupes, Chelsea Peretti tiene la solución, con una sencilla pregunta que, no importa si la respuesta es sí o no, los regresará a su realidad. Y las mujeres súper seguras de sí mismas, normalmente es porque saben que están muy bonitas, y hablan desde su perspectiva. Aquí Chelsea se pone sincera: sabe que no es la típica mujer guapa, pero tampoco quiere caer en el cliché de “qué fea estoy, estoy horrible”. Y ojo, no tiene nada en contra de las chicas guapas, sobre todo, con la “valentía” que tienen de tomarse una foto haciendo muecas, o sin maquillaje, pero sin verse realmente mal. Pero bueno, ¿cómo reaccionan los hombres a esto? No de la mejor manera, porque nunca falta el tipo básico que quiere ligar con algo como “te ves mejor sin maquillaje”, lo cuál seguramente no le va a traer nada con la mujer, pero al menos sí le va a inflar el ego de manera sorprendente. Todavía peor: hay mujeres (hombres seguramente también) que se ponen botox en las axilas para dejar de sudar. Lo que no considera es que el sudor, si no sale por las axilas, tiene que salir por otro lado, ¿no? Así que, tranquilos, todos sudamos (algunos lo hacemos más que otros), no hace falta hacerse nada ahí. Otra cosa que hacen las mujeres es mentir sobre su edad. Algunas lo hacen muy fácil: se restan la edad y ya. Pero para Peretti, es mucho más complicado, porque ella se crea toda una identidad diferente, y tiene que recordar varios detalles, que aparentemente no puede.

Suficiente con las mujeres. Ahora, hablemos de los hombres. De entrada, Chelsea Peretti tiene una duda cuando aporreamos nuestro pie (y mi respuesta es: sí, si lo haces muy fuerte). Los hombres hacemos eso, porque fuimos criados con la idea de ser fuertes, duros. Normalmente asociamos a las mujeres con cosas como bolsos, zapatos, y pensamos que son cosas tontas. Pero, ¿qué creen? Los hombres también tenemos gustos tontos. Para Chelsea, el más tonto son las motocicletas porque, básicamente, es una manera muy ruidosa (y cara) de decir “oh sí, tengo pene”. Tampoco entiende la emoción que sentimos al ver a Daniel Day-Lewis, o Breaking Bad, y las fantasías que nos creamos a partir de estos. A final de cuentas, son cosas que no van a pasar, así que Peretti prefiere algo más “terrenal”, como… Asustar a un amigo con vandalismo. Ya saben, lo normal. O ya que estamos ahí, ¿por qué no a extraños, también? Aquí hace una pequeña pausa para decir que el público de San Francisco es fantástico, seguido del obvio aplauso, que es interrumpido por un empleado con una aspiradora, porque, ¿por qué no? Hablando de ciudades y su tour, Chelsea Peretti dice que le encanta viajar, pero le da mucho temor enfermarse, porque odia vomitar. A final de cuentas, ella viene de una familia de “mierda”. No porque sea mala, sino porque para Chelsea, hay dos tipos de familia: las de “mierda”, y las de “vómito”. Pues una vez le pasó, en un vuelo, que tomó un smoothie que sabía a ajo, como cualquier smoothie debe saber, y durante el aterrizaje, empezó a sentir náuseas. ¿Qué es lo que haces normalmente? Buscas la bolsa para vomitar… No apareció. Lo única opción que le quedó fue hacerlo en el compartimiento de la silla, lo cual podemos imaginar que no le agradó a la azafata. ¡Ah, porque Peretti fue y se lo contó! A final de cuentas, no quería dejar su “chistesito” ahí de sorpresa.

Ahora, Chelsea Peretti nos cuenta de su adicción a la tecnología, y del alivio que siente cuando se logra “desconectar”. Pero también es consciente que, gracias a todos los avances que se han hecho, logramos experimentar cosas que nuestros antepasados ni se imaginaron, como: el placer que alguien deje un dispositivo desbloqueado, y poder escribir un mensaje comprometedor. Oh lo que era esa emoción de descubrirlo, pensar lo que ibas a escribir, y ver las respuestas que generaba… Fantástico. Tal vez esta práctica se ha vuelto menos común, porque hoy en día nuestros dispositivos tienen mil candados, pero bueno. Otra cosa que hace reflexionar a Chelsea es la sección de comentarios, donde cualquier persona puede verter sus (muchas veces) innecesaria opinión sobre cualquier tema, sepa o no algo de él. ¿Cómo afecta esto a nuestra sociedad? ¿Cómo hubiera afectado en el pasado? ¿Se imaginan cómo hubiera reaccionado alguna persona famosa, sea artista, científico, o político, si hubiera podido leer los comentarios acerca de lo que hacía? Afortunadamente (en algunos casos), no fue así, pero hubiera sido muy interesante una versión donde hubiera pasado. Los comentarios no son necesariamente hirientes, a veces pueden ser recomendaciones médicas muy bizarras. Y a pesar de las advertencias de sus amigos famosos, Peretti a veces se googlea para “sentir algo”, y encontró un dibujo de ella, por un caricaturista que, por su “arte”, dibujo cierta facción de Chelsea Peretti de manera desproporcionada. Ante esto, Chelsea no solamente le deseo lo peor, sino se sorprendió que la persona se ofendiera, y ella tiene un punto muy válido: Si ya sabemos qué es lo que vas a dibujar, ¿realmente es arte, o solamente estás siendo deliberadamente ofensivo? Lo mejor es que el tipo le siguió reclamando a Perreti, así que, para “resarcir” el daño, le deseo algo no tan malo como lo anterior, pero, ¡definitivamente más humillante!

Vamos con un tema desagradable: fotos de pene no solicitadas. Aparentemente, Chelsea Peretti recibe varias de esas, al punto de que, ya lejos de molestarla, se imagina cuál es el proceso mental del tipo que lo hace, los pasos a seguir, si consigue el “objetivo” en una toma, o si hace una sesión de fotos, ¿las elimina después? Definitivamente, no es algo en lo que debamos concentrarnos mucho: amigos, si no las piden, no las envíen, por favor. Vayamos con algo más positivo: ¡Chelsea está enamorada! En su momento, no quería decir de quién (Jordan Peele, de Key and Peele), así que tira una pista “falsa”. Y a ella le agrada ya no estar soltera, porque no le agrada el proceso de conocer gente nueva para ligar, con las “interesantes” preguntas que hacen. O todavía peor: descubrir pequeñas cosas que son molestas (y que para Peretti son un indicativo de “no te quiero volver a ver en mi vida”) de la persona que, si sales con una (o un) comediante, seguramente lo usará para su especial. Hay varios tipos de hombres actualmente, y no todos le agradan. Por ejemplo, el hombre “delicado”, que usa leggins (¡gracias, Chelsea Peretti; gracias!). Pero si hay alguien que le gusta, es Channing Tatum. ¿Qué tanto le gusta? Digamos que Chelsea está dispuesta a hacer algo que muy pocas personas estarían dispuestas a hacer (pista: es algo que hace que 50 Sombras de Grey parezca Plaza Sésamo, ya lo verán). Otros hombres que no le gustan son los judíos porque, según Peretti, hay un tema con el complejo de Edipo muy intenso con ellos (como si dicho complejo pudiera ser “pasivo”, ¿no?). Siguiendo con temas incómodos (y sin encontrar la relación entre el que sigue y el anterior): una amiga le digo a Chelsea Peretti, de la nada, “Hitler era un buen orador”. Como el Adolf necesitara algún reconocimiento por las cosas que hizo. Pero lejos de molestarse por hablar de algo bueno de Hitler, lo que le molesta es la obviedad de la frase: ¡Claro que era un buen orador! No alzas una dictadura y le declaras la guerra al mundo balbuceando y tartamudeando. Seguramente no hubiera tenido tantos seguidores como los que (desgraciadamente ) tuvo.

Y si ya hablamos del complejo de Edipo y Hitler, ¿será que es buen momento para volver a hablar de su relación? Chelsea no tiene muy claro cuáles son los siguientes pasos, no está segura si el matrimonio es la respuesta. No ayuda que su abuela, que estuvo casada 50 años y que debería ser un buen ejemplo, le rompa la ilusión con la historia de cuando conoció a su abuelo, y es algo que Peretti no está dispuesta a replicar. Con su papá, la cosa es diferente: el señor ha estado casado tres veces, a lo cual a alguien se le ocurre aplaudir, suficiente para que Chelsea Peretti le dirija una mirada tipo “ojalá fuera el tuyo, cabrón”. Ella ha tenido que ir a las bodas, lo cual puede crear momentos bastante únicos e incómodos durante la recepción, y obviamente, diferentes personalidades y costumbres a las que Chelsea se ha tenido que acostumbrar. En fin, ha buscado ejemplos de matrimonios felices hasta en los reality shows (claro, buen lugar), y bueno, hasta en las redes sociales. Uno podría pensar que cuando ve una pareja interactuando tanto en Facebook, podría motivarla. Pero no, obviamente no es así; demasiada cursilería nunca es sana. A final de cuentas, Peretti lo que quiere es pasión y espontaneidad en su vida. Sí, está bien ser buena persona, un buen adulto, pero hacen falta cosas impredecibles de vez en cuando. Aunque no tanto como Jodi Arias, una película que muy pocos del público han visto (yo la tuve que googlear), en la que, por lo que nos da a entender, trata sobre una asesina, a lo cual Chelsea Peretti resalta que es algo “típicamente de hombres”, y bueno, digamos que lo que hace, lo hace con estilo “dubitativo”.

Chelsea agradece a la gente que fue a verla, porque para hacerlo, tuvieron que salir de sus casas, algo que no le encanta. Ella es feliz en su casa, tanto que si sus muebles pudieran hablar, le dirían algo como “¿otra vez no vas a salir?”. Y lo que más le desagrada de salir, es que necesita ir al baño en todo momento. Y no es necesariamente una condición médica, como uno de sus amigos sugiere, simplemente tiene que orinar en todo momento. Todavía peor, es orinar en baños públicos, dónde la gente puede saber qué tan fuerte orinas (o tú lo puedes saber de ellos). Algo parecido le pasa al comer en un restaurante, donde no quiere que nadie la vea (la verdad, comparto su temor), ya que es penoso estar ingiriendo tus alimentos a la vista de varias personas. Si fuera por Peretti, los restaurantes serían algo completamente diferente, con espacios privados para que la gente pudiera comer lo que quisieran, como les diera la gana. Ya que está en el tema de “desear lo que uno quiere”, Chelsea Peretti menciona que, si pudiera tener otro trabajo, sería de florista, lo cual sería una auténtica relajación para ella. ¿Qué tanto le gusta? Solamente hablar de eso la relaja. Ya al final, habla de lo difícil que es poder identificarse con la gente ahora que está en la televisión. Pero no se preocupes, a Chelsea le encanta el Stand Up, le encanta poder hablar de sus ideas, sus puntos de vista, tal como un cantante lo podría hacer. Lo que no le encanta son las entrevistas, porque la gente todavía se “sorprende” de que hayan mujeres comediantes. ¿Quieren saber como se siente ser una mujer comediante? Peretti tiene la respuesta, y nos hace ver la “diferencia” en su único y peculiar estilo.

¿Qué pasó después?

Chelsea Peretti tiene un estilo del humor muy peculiar y distintivo, donde te puede dar un giro completamente inesperado tanto en una situación normal, como en algo ya de por sí bizarro. Es gratificante ver a alguien joven (36 años cuando se grabó One of the Greats) criticando a la sociedad actual, algo que normalmente pasaría con personas más grandes. Pero Chelsea lo hace no desde una superioridad, o un “yo soy mejor que ustedes”, sino que se identifica como parte del grupo al que está criticando, lo cual ayuda a que su comedia suene más honesta (sin quitarle lo bizarra que puede llegar a ser).

Entre Brooklyn 99 y One of the Greats, tuvo unos años bastante ajetreados, ya que también fue invitada en otras series, salió en algunas películas (entre ellas Popstar, junto a su compañero de B99, Andy Samberg) e hizo trabajo de voces en animaciones. Se casó en el 2016 con Jordan Peele, y en el 2017 tuvieron a su primer hijo. Hasta ahora, no hay rumores de que vaya a regresar pronto a los escenarios, ni siquiera antes de la pandemia. Pero definitivamente que la necesitamos, porque siempre es bueno ver más mujeres en los escenarios, expresando sus ideas, compartiendo sus experiencias, y por supuesto, haciéndonos reír a carcajadas, tal como Peretti lo logra con One of The Greats. Te esperamos pronto, Chelsea Peretti, y aunque ya no seas parte del precinto más famoso de este milenio, es inevitable no gritar: “Nine nine!”.

Frases Memorables de One of the Greats (en orden cronológico)

1.- No me gusta mucho abrazar. O sea, puedo abrazar a mi amante mientras está dentro de mí, ¿ya sabes? En lo que termina, pero no me gusta estar abrazando a extraños.

2.- (De su perro) Lo entrenamos para que se siente, pero en la decimoquinta orden. Creo que las va contando en su cabeza.

3.- Soy muy adicta a varios sitios web, apps y cosas. De verdad que me siento agradecida cuando me doy un baño.

4.- Soy la más feliz cuando estoy en mi sofá, con mi cobertor, bien cómoda, con mi laptop, mi iPhone, mi iPad, y mis tarros de orina por todos lados.

5.- ¿Sabían que, supuestamente, el orgasmo de una cerda tarda alrededor de 30 minutos? Pregúntenle a sus mamás.

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