La Gran Estafa de la Comedia, de Macario Brujo (2021)
Temas: Igualdad de género, muerte, chilangos, mariguana, hijas, Iglesia Católica, grupos de Whatsapp, Jenni Rivera, Sin Senos Sí Hay Paraíso, Lomecan, Guanajuato, bullying, table dance, Joker, Los Niños Héroes.
Disponible: YouTube.
¿Quién es Macario Brujo?
Muchos comediantes dicen que, cuando subes al escenario, te transformas, no eres tú el (o la) que está hablando, contando tus rutinas, anécdotas y demás. Definitivamente, hay niveles, pero creo que Macario Brujo es uno de los mejores ejemplos de esta afirmación. Y no solamente en el escenario: podemos verlo dando cátedra de lo políticamente incorrecto (tan de moda en estas épocas) en La Mesa Reñoña, Chochenteros, o cualquier otro podcast en el que estuviera de invitado.
En una época en que los comediantes se ven forzados a no generar polémica, a no “pasarse de la raya” que la sociedad impone, Macario lleva años, no solamente pasando la línea: él la golpea, la escupe, la ultraja y la empuja por el precipicio, una y otra vez. Para él, no hay medias tintas, y desde que empieza, ya está al 100%, pero no solamente las palabras y el lenguaje: hay sabiduría detrás de sus rutinas, hay un mensaje. Si no han tenido el “estómago” para ver la comedia de Macario Brujo: tómense un antiácido, récen a la deidad de su elección, y arriésguense; de verdad que vale la pena. ¿No me creen? Última oportunidad para prepararse, que el show de Macario ya va a comenzar.
El Especial
Normalmente, los comediantes salen al escenario cuando anuncian su nombre, el público los aplaude, los vitorean y demás. Pero Macario Brujo no es como los demás, así que, ¿por qué no salir encadenado, con una dominatriz “guiándolo”, a ritmo de metal? Total, que llega al micrófono, y de una vez lo anuncia: su especial es una estafa, porque la gran mayoría de las rutinas que vamos a ver son robadas. Después de esta advertencia, le da una “última oportunidad” al público para tener chistes “familiares”, pero todos gritan para que sean chistes “marranos”, así que: a la gente, ¡lo que pide! De entrada, se avienta un one liner acerca de cómo su matrimonio se ve afectado por la igualdad de género, un tema que es y será polémico por varios años, pero en su caso particular, mientras tenga una rasuradora, tal vez se pueda sobrellevar. Macario prosigue hablando de… La muerte, y nos cuenta de la “única” vez que se murió su padre, coincidiendo con el fallecimiento de Jenni Rivera, lo cuál lo llevo a pensar de que sus seres queridos se mueren. Si esto fuera verdad, tiene una propuesta que alegraría a una gran parte del país.
Después de unos chistes acerca de los chilangos (para los que no son mexicanos: los chilangos son los habitantes de la CDMX), Macario Brujo relata una ocasión en la que estaba cenando nopales con cebolla y cilantro, platillo que podrá estar rico, pero en el estado que se encontraba, gracias a la mariguana, no era la comida que más se le antojara. Esto lo llevó a tener una confrontación interna, entre su yo sobrio, y su yo mariguano, porque este quería tener algo dulce para comer en este momento (como todos, supongo), y el yo sobrio no quiso ir a comprarlos. ¿Y qué respondió el yo sobrio? Algo relacionado con su sobrepeso. Pensarán, “eso no tiene sentido”; y les responderé: señores, Macario ya había empezado a fumar, ¡no es el momento de buscarle sentido a lo que dice! Total, la aventura continua, con sus amigos visitándolo para salir a pasear, pensamientos de muerte, y sirenas de policía. Eso sí, dentro de su preocupación, pidió que se encargaran de sus hijas, sus gemelas (el problema fue a quién, o más bien, a “qué” se lo pidió). ¿Qué tanto quiere a sus bebés? Sus tatuajes son una buena muestra amor que les tiene.
Hay una pequeña pausa en la que dedica este especial a su esposa e hijas, pero rápidamente regresamos al show, para hablar del desmadre que pueden ser las niñas. De entrada, fue un proceso complicado tenerlas, ya que tuvieron que ser concebidas por fecundación in vitro, lo cual ocasionó que los del hospital le dieran algunas recomendaciones a su esposa acerca del proceso; más bien, ¡acerca de con quién se iba a reproducir! Pero al menos Macario Brujo aprovechó la experiencia para hacer algún chiste. Y ya que anda recordando, es un buen momento para contar una anécdota referente a la Iglesia Católica, con la debida advertencia de que será una historia “subida de tono”. Pero antes, empieza con una anécdota “leve”, a manera de “lubricante”, que tal vez era lo que necesitaba la mujer del chiste, para “aguantar” mejor al “padrecito”. Ya con esa historia, Macario nos relata del acercamiento que tuvieron sus hijas con el niño Dios, y cómo lo usó para que no se metieran con sus cosas. El problema vino cuando las niñas vieron un crucifijo, y cuando entieron lo que había pasado, se pusieron inconsolables. Eso sí, como buen padre, aprovechó el momento para darles un lección acerca de las consecuencias de portarse mal, ¡que seguramente le compró varios meses de que las niñas se portaran muy, pero muy bien!
Si algo nos queda claro, es que no le gustan las personas que se ofenden rápidamente, como dice en la siguiente pausa. Posteriormente, Macario Brujo nos cuenta una confusión que tuvo con unos grupos de Whatsapp: mira que confundir tu grupo de swingers con el del grupo escolar de tus hijas, ¡es muy incómodo! Enconró una solución que tal vez no haya sido la mejor, pero probablemente alguien le creyó. Pasando a otro tema, habla de la influencia de Jenni Rivera en las mujeres, de cómo toman, escuchan sus canciones, llegan borrachas a sus casas, y le piden “cosas” a sus hombres que son bastante inusuales. Otra cosa de las mujeres que Macario no termina de entender es la trama de Sin Senos Sí Hay Paraíso. O sea, ¿te drogan, te operan, te dejan “mejor” de lo que estabas, y te molestas? Si a él le hicieran algo así “allá abajo”, estaría bastante agradecido. Para él, el problema es muy claro: se están perdiendo las costumbres. Ahora, los hombres sólo pueden “discutir” con las mujeres, cuando antes, pues… había más “libertad”, por decirlo de alguna manera. Continua el show con una rutina acerca del Lomecan, y aquí hace una lluvia de ideas acerca de las diferentes maneras de referirse al aparato reproductor de la mujer. Por cierto, él comenta que esa rutina de Lomecan es robada, ¿a quién se la robó? ¡A él mismo, en otro show! Para que vean que, de verdad, está siendo congruente con la temática.
Macario Brujo nació en la CDMX, pero recientemente se mudó a Guanajuato con su esposa e hijas. Su abuela le hablaba maravillas de las cosas que podía encontrar en este estado (cajeta, fresas, zapatos, carteras), pero a él no le impresionaba. A final de cuenta, no es como que solamente ahí las pudieras encontrar. Él tomó la decisión de mudarse a Guanajuato porque no quería que sus hijas sufrieran el bullying que él mismo sufrió de niño, o como lo que le sucedió en una escuela que visitó, que pensó que estaban haciéndole bullying a un niño… pero no, se equivocó. Después de unos chistes acerca de algunas películas infantiles, Macario procede a contarnos acerca de sus tres primeras experiencias sexuales, a través de una canción. Saca la tablet, y empieza la melodía: la primera que cuenta, que fue la segunda que vivió, fue con una sobreviviente de cáncer de mama; la segunda, o sea, la tercera, fue con una mujer embarazada (y hasta el bebé participó); y la tercera (primera, en la línea del tiempo), fue en su adolescencia, con una habitante de Puerto Escondido. Habitante, literalmente de la ciudad, porque casa no tenía; y desgraciadamente, no era lo único que le faltaba. ¿Fue una buena experiencia? Muy seguramente no, pero al menos le sirvió (y otras personas también), ¡para no sentirse mal cuando con las “malas decisiones” que se toman en “la fiesta”!
Y ya que andamos por estos temas, Macario Brujo nos platica de los table dance. Para empezar, ofrece un consejo para alegrarle el día (o la noche, dependiendo del “recuerdo”) a una persona que nunca haya ido. Eso sí, a él no le gusta ir a lugares muy “fresas”: ¡a él le gusta “el barrio”! Así, de que le falten cosas… Literal. Aquí se avienta la presentación, con su correspondiente descripción, de las diferentes trabajadoras del lugar, ¡cada una más trágica que la anterior! Todo iba bien, hasta que llegó la policía, y tuvieron que escapar; la que la tuvo más fácil fue la señora Refugio, que huyó al más puro estilo de Batman. Menciona la película del Joker, de que si es canon o no, y se pregunta: ¿Cómo va a ser canon, o sea, “real”, una ficción en un universo que tampoco es real? Y de aquí, Macario profundiza: ¿Cómo ha sido escrita la historia? Más específico: ¿Cómo eran los Niños Héroes? Porque, supuestamente, hay un rumor de que Juan Escutia y compañía se habían escapado de clases, para beber en el bosque, cuando vieron llegar al ejército, y decidieron no dejar que los norteamericanos se llevaran la bandera… al menos, no se la iban a llevar limpia. Ahora, ¿cómo se habrán sentido los soldados invasores, al ver a un niño aventándose de una azotea, envuelto en una bandera?
Acercándonos al final, Macario Brujo “confiesa” sus adicciones con el alcohol y las drogas (cosa que nadie sabía, ¿verdad?), y relata una ocasión que estaba pasado, muy pasado: estaba en un bar, con los niveles de alcohol bastante altos, y se quiso acercar a una chava para enamorarla, pero mientras más se acercaba, ella más le huía, y él pensaba porque seguramente había un loco atrás de él, persiguiendo a ambos. Afortunadamente, sí la alcanzó, y esta historia, tiene un final feliz. Y de repente, sale la guitarra, y entona una balada acústica, cual novio enamorado. Previamente, hay un corte donde vemos a Macario explicar que su sueño original era estar en una banda de rock, cosa con la que me puedo identificar completamente. Después de la sección “romántica” (muy a su estilo), se toma un tiempo para echarle porras a los mexicanos, por las que hemos sufrido, y las que nos faltan por sufrir; y al final, sube a sus amigos, quienes lo han acompañado durante varios años de aventuras y locuras, para deleitarnos con “Antojos de Medianoche”, un canto… de eso, pues. ¿Qué tan buena rola es? Hasta el público la coreó. Al final, Macario Brujo agradece a los involucrados en el proyecto, y se retira del escenario entre aplausos y gritos.
¿Qué pasó después?
Tengo que confensar que no he tenido la oportunidad de ver a Macario en vivo. Al menos, ha venido un par de veces a Mérida, y por diferentes motivos, me lo he perdido (espero la tercera sea la vencida). Pero a final de cuentas, Dios no castiga dos veces: hace unos meses, vi la publicación del curso de Stand Up que iba a impartir, y no dude en tomarlo. Fueron dos semanas de aprender (y confirmar) que en la comedia todo se vale. ¡Son chistes, carajo! Si logras encontrarle el lado gracioso a una situación, ¡adelante! Ofendidas y ofendidos van a haber siempre, pero los que sepamos reconocer una buena rutina, te lo agradecerán.
Y aquí es donde quiero hacer hincapié en esa dualidad de Héctor Fernández y Macario Brujo: Héctor es una persona estudiada, conocedora, con un sinnúmero de referencias y anécdotas (se nota el haber trabajado de bibliotecario), y Macario es el desmadre personificado, la inmadurez eterna. Pero no confundamos esto con el simple “sorprendo porque insulto mucho”: hay un trasfondo, bien interesante, detrás de varias de sus rutinas. Es de lo más punk que podemos encontrar en el Stand Up en México, y de verdad, se agradece.
No tiene caso ahondar en su salida de la Diablo Squad: simplemente, era el momento de tomar caminos diferentes. Macario Brujo continua con sus propios proyectos, haciendo contenido para sus redes sociales, algunos programas para su canal de YouTube, y teniendo presentaciones en diferentes ciudades de la ciudad. ¿Para cuándo saldrá su siguiente especial? No tenemos una fecha probable, pero aquí estaremos, maestro, esperando que, una vez más, nos estafe a lo grande con su comedia.
Frases Memorables de La Gran Estafa de la Comedia (en orden cronológico)
1.- A las personas a las que yo amo se mueren. Me estoy contratando para amar a López Obrador.
2.- ¿Cuándo en la chingada historia de la pendeja humanidad le ha ganado un hombre a una mujer discutiendo? ¿Pinches cuándo, cabrón?
3.- Me caga ir a un tabledance “fresa” y que las viejas tengan sus dedos completos, ¡no lo soporto!
4.- Hay un mito de que los Niños Héroes eran unos morros que se fueron “de pinta” y estaban bien pedos. Yo le pido a la SEP, ¡hazlo canon!
5.- Y el máximo exponente del rock mexicano, Maná, diciendo “¡somos el rock!”, (y cantan) “un tambor sonó muy africano, es el ‘ponpin ponpin’ de tu corazón”.