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I’m Telling You for the Last Time, de Jerry Seinfeld (1998)

Temas: Taxis, seguridad en aeropuertos, aeropuertos, Florida, vejez, dulces, Halloween, comida, supermercados, frutas, sandía, leche, farmacias, doctores, rinoplastia, bodas, diferencias entre hombres y mujeres, sexo, juegos olímpicos, infomerciales, caballos.

Disponible: Netflix.

¿Qué significa para mí este especial?

Hay muchos motivos para conocer a Jerry Seinfeld. Si eres muy joven, seguramente lo conoces por Comedians in Cars Getting Coffee, donde entrevista a grandes personalidades en carros vintage mientras van a tomar café. ¿Un poco mayor? Tal vez lo recuerdes por Bee Movie (La Historia de una Abeja en Latinoamérica), donde Jerry llevó el papel principal, además de producirla. ¿Más arriba? Si te gustan las comedias, seguramente has visto, al menos, unos cuantos capítulos de Seinfeld, la serie que dominó los 90s (bueno, también estuvo Friends), la cual, además de protagonizar, creó, en conjunto con Larry David, y produjo.

Pero si creías que Seinfeld (el comediante, no la serie) era un actor que interpretaba a un comediante de Stand Up, ¡te perdiste algo de información! Desde los 80s, cuando apareció con Jhonny Carson, Jerry Seinfeld no ha hecho más que ascender en el firmamento cómico. Tuvo varias apariciones en programas de televisión, hasta que sacó su primer especial, Stand Up Confidential, en 1987. Tan sólo dos años después, empezaría Seinfeld (la serie), que lo tuvo ocupado durante prácticamente 10 años. Ahora, era su momento de regresar a los escenarios. ¿Cómo creen que le haya ido? Prepárense, que estamos a punto de comenzar.

(Sí, sé que es uno de las introducciones más predecibles que he escrito, pero alguna vez #WhoIsPaulMcCartney fue trending topic durante los Grammys, así que prefiero “informar” a las generaciones más jóvenes, antes de leer un comentario “ah, entonces, ¿el de Comedians in Cars también hace Stand Up?”. Ahora sí, pásenle.)

El Especial

De todas la maneras habidas y por haber de empezar un especial, Jerry decide empezar éste, ¡con un funeral! Pero no real, uno simbólico, con asistentes del calibre de George Carlin, Robert Klein, Garry Shandling, Jay Leno, Paul Reiser, por mencionar a algunos (los que conozco de vista, perdón los que no menciono). ¿Y a quién están enterrando? A su material antiguo, su acto anterior, a manera de decir “olvídense del viejo Seinfeld, ahora vamos para adelante”. Por cierto, hay ciertos guiños a The Godfather que, para mí, ya lo hacen el mejor intro de todos los especiales de Stand Up habidos y por haber. Finalmente, vemos que lo presenta, y sale a escena. Jerry Seinfeld agradece la ovación de todas las personas, porque reconoce que no siempre todos quieren ponerse de pie. ¿No les ha pasado, que se levantaron en medio de una ovación, por compromiso? Aunque, en este caso, tal vez fue un poco de falsa modestia de su parte, porque era uno de los regresos más esperados del momento. Este especial lo grabó en Nueva York, y a Jerry le gusta como algunas cosas de la ciudad nunca cambian, por ejemplo: los taxis, y su olor corporal. No he tenido la oportunidad de ir a Nueva York, pero creo que en México tenemos algunos casos que le pueden competir “de tú a tú” a los taxistas neoyorquinos. Alguien podría pensar que el aromatizante que tienen en el automóvil ayudaría, pero a veces, ¡sólo empeora la situación!

Ahora habla de lo mucho que le gustan los viajes. Algo que le sorprende es la seguridad en los aeropuertos (y esto fue antes del 11 de Septiembre): la persona pasada de peso que recibe tus maletas, la otra persona viendo el monitor de Rayos X, con una vista privilegiada porque, ¿quién es capaz de descifrar lo que están viendo? En los baños, no mejora la experiencia: Seinfeld se pregunta, ¿por qué ponen esas llaves en las que, o aprietas para que salga el agua, o te enjuagas las manos? No hay suficiente tiempo para hacer ambas. Démosle el beneficio del ahorro de agua, va; pero fuera de eso, ¿qué “maldad” haría alguien con unas llaves normales? Todavía peor, las tiendas en los aeropuertos: ¡Todo está carísimo! Pero, finalmente llegas al avión, con el “ego” del piloto, explicándote todo lo que va a hacer durante el vuelo. ¿Qué espera, que alguien lo corrija? Amigo, confiamos en ti: llévanos al destino indicado, y listo. Ah, pero también está el show de las azafatas, que nos explican cosas tan “complicadas” como el uso del cinturón de seguridad, de una manera tan explícita. Pero otras, que podrían ser más importantes, como las salidas de emergencias, ¡apenas y las mencionan! Definitivamente, Jerry Seinfeld lleva la razón en todo este segmento, y las risas del público lo confirman.

Todo este tema de los aeropuertos sale a colación porque, la próxima semana, Jerry viajará a Florida a visitar a sus parientes, cosa que no lo entusiasma en lo absoluto. Son personas mayores (como la mayoría de la población ahí), y viven en una comunidad de senior living, que tiene sentido para él, pero lo que no entiende es, ¿por qué tanta seguridad? Demasiadas personas, demasiadas armas, demasiadas reglas, ¿son tan necesarias? Seguramente así se sienten tranquilos los viejitos, disfrutando su vejez en su fuerte. Eso sí: toda la seguridad de su comunidad no les ayuda al manejar, ¿o a poco conocen a alguna persona de la tercera edad que maneje las direccionales, y la reversa, con gran pericia? No todo es malo: una de las ventajas que encuentra Seinfeld en visitar a sus mayores es sentirse joven otra vez, sobre todo cuando ve sus dulces. Recuerda esa etapa en su niñez en que los dulces era todo lo que le importaba (aún a costa de su propia seguridad). Y bueno, con esa mentalidad, ¿se imaginan a Jerry Seinfeld en Halloween? Si de por sí le importaba poco, o casi nada, los demás aspectos de su vida, comparado con los dulces, ¿creen que “sufría” para ponerse un disfraz? Si eso le iba a conseguir más caramelos, ¡adelante!

Como adulto, es más complicado. Quieres comprar cosas buenas, que no te hagan engordar. Y aunque tal vez sepas qué quieres comprar, ¿es fácil de encontrarlo? No, porque así están diseñados los supermercados. Son lugares para que la gente se pierda, se confunda, y en medio de eso, compre más cosas. Algo que siempre es complicado comprar son las frutas, porque es bien complicado saber si ya están buenas. Que si el color, que si la textura, que si está suave, o está duro. Y no puedes simplemente agarrar una fruta al azar, ¡la gente se te va a quedar viendo! Pero algo que le llama la atención a Jerry son las nuevas sandías, que ya no tienen semillas. Como consumidor, sí, ha de ser más cómodo. Pero como ser humano, se pregunta: ¿De verdad era el avance que necesitábamos? Con tantas crisis, problemas y enfermedades, ¿ahí era dónde necesitábamos enfocarnos? Otra cosa con la que sufre Seinfeld es con la leche: primero, para encontrarla; luego, para recordar si hace falta comprar más. ¿Qué será peor: quedarte sin leche, o tener tanta leche, que tal vez expire? Más complicado todavía, en las farmacias, cuando tiene que comprar un medicamento. Son tantas opciones, para la misma enfermedad, ¡y con la misma publicidad!

Pero así es el mundo de la medicina, con ese distintivo toque de superioridad. Te enfermas de algo, vas a ver al doctor, ¿lo ves inmediatamente? Para nada, lo tienes que esperar. Al menos, en la sala de espera, puedes leer algo (o fingir que lo haces, mientras criticas a los demás en tu mente). Pero hay veces que entras al consultorio, ¡y tienes que seguir esperando! Eso no le agrada para nada a Jerry Seinfeld, porque esta segunda espera sucede en un momento vulnerable: cuando estás sin pantalones. Porque tal pareciera que, para consultar con doctores, te tienes que quitar el pantalón. Para ciertos casos es válido, ¿pero hasta para un dolor de cabeza? Está raro. Todas estas molestias le dan “ideas” a Jerry: jugar con el equipo médico, hacer esperar al doctor (para que vea lo que se siente), pensar qué hacen con tantos libros. Uno de sus amigos tendrá que visitar pronto al doctor; específicamente, el quirófano, para hacerse una rinoplastia. Es un procedimiento para disminuir el tamaño de tu nariz, y está bien, a veces es demasiado grande, y todos queremos vernos bien. Pero se pregunta Seinfeld, ¿”rinoplastia? ¿Rino?”. Definitivamente, no se hicieron un favor usando al “rinoceronte” para nombrar ese procedimiento. Aparentemente, es uno de los pocos casos de nombres “crueles” para cirugías y condiciones, aunque todavía se da a la tarea de “sugerir” algunos otros, para darnos a entender lo “mal” que podrían haber estado.

A final de cuentas, él entiende la necesidad de vernos bien. Jerry Seinfeld se encontraba soltero en ese momento (faltaba poco más de un año para que se casara), y quería mantenerse así un tiempo, como se lo hizo saber a la mujer del público que le grito que lo amaba. Hacía unos años estuvo comprometido para casarse, aunque él realmente no quería hacerlo. ¿Se imaginan la tensión en la relación? Las bodas son extrañas para Jerry: los hombres con el esmoquin, el “mejor hombre” (el “padrino” más bien, pero así se traduce literalmente); para él, todo está fue claramente planeado por una mujer. Aquí señala las diferencias entre hombres y mujeres (cuanto todavía se podía hacer). Las mujeres, completamente dispuestas a sufrir un gran dolor con tal de verse bien, pero no les hables de insectos. Los hombres, en cambio… No, nada. Literal, no somos tan complicados. Nos gustan las mujeres, y para Seinfeld, es lo más que hemos llegado a pensar. Por eso las maneras tan estúpidas de hacerles llamar su atención. ¿O a poco pensaban que tocarles el claxon tenía un motivo psicológico para motivar el subconsciente? Para nada. De hecho, hace un pequeño sketch de lo que podría pasar en el mejor de los escenarios, y no. Bueno, y eso sin mencionar lo grosero que es esa conducta.

Así que, hablando de todo esto, ¿será buen momento para hablar de gente china? Tal vez para otro cómico no, pero Jerry Seinfeld cree que es momento de comentar su admiración por la dedicación de los chinos a los palillos, a pesar de tener otras cosas que les podrían hacer más fácil la vida. Tampoco se detiene mucho tiempo en el tema, porque mejor avanza a algo que realmente le entusiasme: los juegos olímpicos. Le encanta el evento, pero, como es de esperarse, hay cosas que no tienen sentido para él. Por ejemplo, ¿se imaginan la carga de un medallista de plata? El margen es tan pequeño, pero el esfuerzo que hiciste es el mismo que el de la persona que ganó oro. Luego, hay deportes que te dan una habilidad específica en tu vida diaria, pero, ¿cuál es el plan con el biatlón? ¿Cuándo va a ser necesario que esquíes y dispares al mismo tiempo? En fin, lo que podemos ver aquí es que a Jerry le gustan los deportes. De hecho, él comenta que ha practicado algunas actividades peligrosas, como buceo y paracaidismo. Lo que le sorprende, es que a pesar del peligro de estos deportes, según un estudio, la gente le tiene más miedo a hablar en público que a otra cosa. Tomando en cuenta a lo que se dedica, a Seinfeld le parece fascinante esto.

Pero así trabaja el cerebro humano. No siempre todo es lógico. ¿Necesitan otro ejemplo? Los infomerciales. Todos sabemos que son productos que no necesitamos, o de plano, son malos. Pero, en la madrugada, empiezan a tomar otro semblante. ¿A poco no nos hemos visto tentados de comprar esos cuchillos ultra filosos? Todavía peor, esa nueva máquina para hacer ejercicio, que decides comprar en el momento menos atlético de tu vida. Definitivamente, no son los momentos más brillantes de nuestra especie, como tampoco lo son cuando escondes la cartera en tus zapatos cuando vas a la playa, o cuando le pones una playera a la televisión “para que no se vea”. Como ya está terminando el tour, Jerry Seinfeld hace lo que sea que la gente le sugiera. Total, ya hicieron de todo, están cansados, y no tienen muchas ideas. Así que, se fueron al hipódromo. Él apostó, aunque realmente no estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, y tiene la sospecha de que tampoco el caballo. O sea, ¿han pensando en el caballo en esas carreras? Jerry lo hace, y es muy difícil encontrarles algo bueno en la vida. O están dando vueltas muy rápido para que otros ganen dinero, o les ponen a gente que no saben montar. ¿Estos panoramas no son lo suficientemente malos? También pueden usar a los caballos, ¡para hacer pegamento! Para terminar el especial, Seinfeld hace una pequeña reflexión acerca de los hoteles y los baños, de los “problemas” que podemos tener ahí. Se despide del público, que lo ovaciona de pie, y regresando al sketch, podemos ver el ataúd, descendiendo en el cementerio.

¿Qué pasó después?

Tal vez ha sido un poco más intermitente durante este milenio, pero la presencia de Jerry Seinfeld es innegable. Ya sea en televisión, en sitcoms o programas de entrevistas; o en películas, con apariciones especiales o la anteriormente mencionada Bee Movie, su “bebé” cinematográfico. También se le podía ver en ceremonias de premiación, mayormente para entregarlos, y bueno, ¡hasta en librerías! ¿Sabían que Jerry cuenta con tres libros en su haber? Uno durante su serie, y dos posteriores. Definitivamente, por trabajo, no se ha detenido.

Gracias a su acuerdo con Netflix, es que pudimos tener su regreso casi 20 años después, con un especial de Stand Up mezclado con documental, Jerry before Seinfeld. Alternó todo esto con la famosísima Comedians in Cars Getting Coffee, que empezó con otra compañía antes de pasarse a su casa actual. ¿Habrá otra temporada? Probablemente no, lo cual le permita seguir haciendo más Stand Up. Definitivamente, necesitamos más de esa óptica única de Seinfeld para ver el mundo, con la que es capaz de deconstruir la vida cotidiana y llevarla a extremos inimaginables. Así es la comedia de Jerry Seinfeld, es de los mejores en el género, y te lo estoy diciendo por última vez, porque no hace falta decirlo más.

Frases Memorables de I’m Telling You for the Last Time (en orden cronológico)

1.- ¿La gente que trabaja en las tiendas de los aeropuertos sabrá cómo están los precios en cualquier otro lugar del mundo?

2.- Ahora tenemos sandías sin semillas. Me pregunto, ¿qué estarán plantando para cultivar sandías sin semillas?

3.- Nunca seré capaz de entender cómo una mujer puede ponerse cera hirviendo en sus muslos y arrancarse los vellos con todo y la raíz, y aún así, tenerle miedo a una araña.

4.- La mujer tiene dos tipos de orgasmos: los reales, y los que inventa. Y les doy el punto de vista del hombre al respecto: está bien.

5.- La etiqueta de “lavado en seco” es la única etiqueta de advertencia que el ser humano realmente respeta.

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