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Comedy Central Presents (Temporada 1, Episodio 6), de Mitch Hedberg (1999).

Temas: Vecinos, escaleras eléctricas, automóviles, freno de mano, pasteles, conciertos, novia, sida, alcoholismo, automovilismo, donas, papa horneada, puré de papas, salidas de emergencia, casinos, pavo, bares, cuello V, lista de espera, pizzerías, Pringles, música, postres.

Disponible: Amazon Video.

¿Qué significa para mí este especial?

En anteriores ocasiones, mencioné que conocí a tal o cual comediante por el algoritmo de Netflix. En esta ocasión, no será así. A Mitch Hedberg lo conocí hace más de 10 años, gracias a un muy buen amigo, compañero de trabajo y ex socio (sin ningún orden en particular) que, sin yo tener una maldita idea de qué era el Stand Up, me puso un video de este rara flacucho que sacaba risas a cada instante, sin algún tema en particular, y con una presencia en el escenario que no irradiaba nada. A primera vista, Mitch se veía como si se hubiera quedado en el grunge, y con pánico escénico. Años después, y ya con un poco menos de ignorancia, entendí lo que hacía Hedberg (antes no lo entendía, pero vaya que me reí), y estuve como desesperado buscándolo.

Resulta que lo que vi en aquella ocasión no era un especial suyo “per se”, sino parte de un show llamado Comedy Central Presents, donde le daban a un comediante media hora frente a un público. O sea, no era un Open Mic, pero tampoco es el especial que esperabas. Un formato aparentemente olvidado (aunque Netflix tiene el Comediantes por el Mundo, que tal vez sería su equivalente), y es una desgracia, porque permitía introducir a nuevos artistas con algo más leve, antes de dar el salto a una hora. El asunto es que Hedberg me voló la cabeza, chiste tras chiste. ¿Ustedes, cómicos principiantes, suben a un escenario con sus notas en mano? Vean esto, y arrepiéntanse.

El Especial

Mitch Hedberg comienza agradeciendo a la gente que llegó a verlo, preguntándoles si lo conocen. Sería muy bizarro que alguien que no lo conociera estuviera ahí, ¿no? Pero así es él, con ese vecino que no le gusta su música fuerte, y le golpea la pared, a lo que Mitch le recomienda que mejor de la vuelta, porque no puede abrir la pared. Este primer chiste no fue tan bien recibido, y le pide más animo a la gente. Así que, mejor continua con las cosas que le gustan, como las escaleras eléctricas. Continua con los automóviles que renta, por sus constantes viajes, y como se “confunde” algunas veces; por ejemplo… Cuando no quita el freno de mano. ¿Eso no lo hace un buen conductor? Tal vez, pero, ¿no es más culpa del freno de mano? Bueno, y si renta coches, es por su profesión, cómico. Le gusta ser cómico, pero no le gusta el negocio del espectáculo, porque le piden cosas que están relacionadas con la comedia, pero no son comedia como tal. Da un ejemplo, pero, a ver, ¿no les pasa que son mercadólogos, y les piden diseño gráfico? ¿O son diseñadores, y les piden fotografías? ¿O son fotógrafos, y les piden videos? ¿No, sólo a mí me ha pasado? Dale.

Para este punto, Hedberg ya se siente un poco más cómodo, y se lo hace saber al público. Y es que no es fácil entender su humor, pero ya que lo entiendes, ¡para arriba! Ahora, nos comenta una solución cuando no tengas candelabros en casa; eso sí, es una alternativa cara, y que probablemente no sea buena para su salud. Como que se medio desconectó el público, y los tuvo que traer de vuelta. Siguiendo con sus problemas, nos cuenta del ridículo que puedes pasar en los conciertos por responder rápido, y cómo hacer molestar a tu novia (o “peor es nada”, más bien). Eso sí, cuando le pidieron una prueba para saber si tenía sida, encontró una manera rápida, y seguramente más barata, de hacerlo. Después de una reflexión acerca de las peleas cuando sales a acampar, camina un poco, se dirige a la parte de atrás del escenario, dándole la espalda al público, pero consiguiendo risas mientras se pregunta si podría hacer un especial así (es necesario recordar que sufría de pánico escénico). Continua hablando del alcoholismo, de cómo la gente le recomendaba que no se “apoyara” ahí, pero, ¿realmente puedes? Todavía peor, de todas las enfermedades que existen, hay una gran desventaja que Mitch Hedberg descubre, ¡y es realmente incómoda!

Entre las cosas que le gustaría hacer, es estar en una carrera de automovilismo, pero no manejando. Sería más divertido ir de copiloto, aunque seguramente al conductor no le haría mucha gracias. Juega golf, y no es bueno, pero ha encontrado otra “manera” de entretenerse mientras juega, que tampoco ha de sentar muy bien con los espectadores. Luego, hace algunas observaciones acerca de la comida, como los comprobantes de pago cuando compras una dona, o lo tardado que puede ser el hornear una papa, así que, Mitch recomienda prepararla con anticipación. A uno de sus amigos le gustan las papas, pero prefiere el puré, cosa de la que Hedberg se enteró muy rápido, demasiado para su gusto. Una vez más, habla de su especial, o tal vez, “no tan especial”, a lo que sigue un chiste que no todos entendieron (yo entre ellos), pero vuelve a levantar cuando nos cuenta el tip que le dio su compañero de cuarto para abreviar Arkansas (que no aplica para todos los estados, ya sean de Estados Unidos, o de México… Seguramente también hay excepciones en otras partes del mundo). Nos sigue contando de su compañero, de cómo se “comunica” con los huevos (sin albur) hervidos que encuentra en su refrigerador, o cómo se salva de ser secuestrado.

En una ocasión, Mitch Hedberg fue al casino, se quedó parado en la puerta, y el guardia le pidió que, por protocolo y seguridad, se moviera, “por cualquier cosa”. O sea, si realmente pasaba algo, ¿creyeron que se iba a quedar parado, sin ningún sentido de supervivencia? Pareciera que esos protocolos no están muy diseñados, a final de cuentas. Tampoco es muy fan de la publicidad de los casinos, porque no enseñan lo que realmente sucede ahí (ah, la mercadotecnia) la gran mayoría de las veces. Ya que anda por ahí, ¿qué onda con todos los alimentos que contienen pavo? A Mitch le molesta la falta de “autenticidad” de los pavos, que no destaquen por sí mismos. Después de unos recuerdos de dibujos, y de velocidad al escribir en teclado, es hora de hablar de drogas, algo en lo que Hedberg tiene pasado, presente y (desgraciadamente) futuro. Nos da una desventaja de la luz oscura, sobre todo si pensabas que tu ropa estaba limpia, bien “limpia”. En esta parte, se da cuenta que hay gente que no está entendiendo y/o reaccionando a su público, pero él continua a su ritmo, sin mostrar estar (más nervioso), y contándonos los tipos de puros que prefiere (ante la imposibilidad de decir el nombre de alguna marca en particular).

Ahora, recuerda la vez que se iba pelear con un tipo en un bar, se nota que era de esos bares que van tipos muy rudos, así que, al momento de la confrontación, Mitch Hedberg le hizo notar la cantidad de accesorios que tenía… Lo bueno es que el público lo entendió, porque cuando son un poco más lentos, tiene que ser más específico. En este momento, se sienta, para ponerse más “personal”, y regresa al tema de las drogas, específicamente, ácido, nos platica de las cosas que ve, que escucha, y de las que, aparentemente, salió ileso; también nos cuenta de su lugar favorito para consumirlo, para evitar algún encuentro con las autoridades, aunque el encuentro que acabaron teniendo Mitch y sus amigos, ¡fue bastante peor! Y si en algún momento se tenía que alejar de los one liners, ¿por qué no hacerlo cuando habla de osos y ranas? Él sabe que es tema “monótono”, pero le gusta, ¿y qué se le va a hacer? Así que mejor, vámonos con tema más “polémico”: los cuellos de sus camisas. A Hedberg le gustan los cuellos V, o hasta los normales, pero no los de tortuga, ¡dificultan la respiración! No mucho, pero algo. Todavía peor si estás llevando una mochila. Dentro de este “meta especial”, se le nota un poco más relajado, orgulloso de estar grabando su especial. Se va acercando el final de este episodio, y se empieza a poner serio, comenta sobre la preocupación que sufre cuando alguien no responde en una lista de espera. ¿Será que están bien, les habrá pasado algo? Pero después, reflexiona acerca de una cadena de pizzerías que aceptan cupones de cualquier otra pizzería. Un poco pretencioso, ¿no creen? Pues Hedberg tiene una propuesta muy radical para que se les caiga el teatrito, y paguen por andar de “chistosos”.

El público se siente mucho más en forma, y eso entusiasma a Mitch Hedberg. Sigue criticando la publicidad, como la utilidad de los volantes en las calles. Después, nos presenta una teoría acerca de los orígenes de Pringles, y su verdadera intención cuando fue fundada. Este último segmento, aparentemente, es su material antiguo, lo que le hace reflexionar sobre la calidad de lo nuevo que está escribiendo. Ya que está hablando del pasado, recuerda la época que tuvo el cabello largo, por lo que la gente pensaba que estaba drogado todo el tiempo (ya saben, prejuicios). A Mitch le molesta esta asociación negativa que tiene el cabello largo, preferiría que fuera por algo más positivo; por ejemplo: el candelabro que uso anteriormente. El tiempo ha pasado, y ya podría terminar, en parte porque no sabe cómo bajarse del escenario (o sea, terminar el show), pero también, porque el público ya entró en la mentalidad que quería. Pero aún así, se da tiempo de hablar de música, sus intentos por, ¿enseñarse?, a tocar guitarra, la banda de metal en la que estuvo, y el nombre no tan “intenso” que decidieron ponerse. ¿De qué no ha hablado Hedberg? De postres. Nos comenta de su gusto por los Kit Kats, dependiendo del número de personas con las que esté en ese momento (algo similar le pasa con el queso suizo), y de una alternativa aparentemente más saludable que los M&Ms, pero no tan dulce. Se despide saludando a esa persona sentada al frente que se río durante todo el show, pidiendo que ojalá pudiera estar siempre en su público.

¿Qué pasó después?

Mitch Hedberg tuvo algunas apariciones en películas y televisión, además de Stand Up, de las cuales destacan Almost Famous y That 70’s Show. Pero como él mismo lo comentó en este especial: lo suyo era la comedia, no la actuación. Tuvo en total tres especiales, dos para CD, y uno con video. Parecería poco, pero recordemos que esto paso en seis años, desde 1999, hasta el 2005, el año de su muerte. Tres especiales, más esta aparición en Comedy Central Presents, nos da en promedio un especial cada año y medio; nada despreciable. Algo así era lo que pretendía hacer George Carlin, fan de Mitch, además de Dave Chapelle, Lewis Black y Norm Macdonald (nada más).

El one liner es un recurso que usamos los comediantes para sacar una risa rápida, no es necesario plantear todo un escenario, ni elaborar grandes descripciones: es “simplemente” soltar una idea chistosa en un tiempo muy breve, con la esperanza de que el público lo entienda. Parece sencillo, pero es extremadamente difícil hacer uno. Ahora, ¡imagínense construir casi una hora de material usando mayormente esta técnica! La cantidad de información, el momento para tirarlos, y sobre todo, saber cuando extender un poco más el chiste para seguir sacando risas del público. No importa si eres fan del Stand Up, o eres aspirante a cómico: el material de Hedberg no envejece, está garantizado para hacerte reír y, ¿por qué no? Enseñarte un par de cosas.

Frases Memorables de Comedy Central Presents (Temporada 1, Episodio 6) (en orden cronológico)

1.- Nunca va a haber un letrero que diga “escaleras eléctricas temporalmente fuera de servicio”; más bien será “escaleras eléctricas temporalmente escaleras”.

2.- Si eres flamable y tienes piernas, nunca vas a bloquear la salida de emergencia.

3.- Solía consumir drogas. Todavía las consumo, pero también solía hacerlo.

4.- Cuando alguien intenta darme un volante, parece que me dicen “toma, tíralo por mí”.

5.- Soy adicto a la heroína: necesito tener sexo con mujeres que salvan vidas.

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